¿Eres menor y te da pena comprar preservativos?

Acceder a los condones es cada vez más fácil. En muchos centros de salud y hospitales los regalan. En las farmacias venden condones de todo precio y variedad. Además, ya se habla con mayor apertura sobre la negociación del uso del condón entre las parejas. Pero hay un problemita del que se habla muy poco: tanto a jóvenes como a adultas nos da mucha vergüenza y hasta miedo comprar los condones. En este artículo, La Boletina comparte con vos lo que otras mujeres sienten y han vivido. Para muchas mujeres comprar condones implica un verdadero desafío personal. Existen muchas creencias que nos detienen y nos impiden acceder a este método de protección, pero sólo están en nuestra mente y en la mente de los demás. La Boletina conversó con mujeres y hombres que trabajan en farmacias de todo el país. Les preguntamos ¿Quiénes compran más condones, hombres o mujeres? ¿Cómo se comportan las mujeres cuando los compran? ¿Se ven nerviosas, seguras de sí mismas, tranquilas o se ven con pena? A partir de las respuestas que nos dieron en las farmacias pudimos comprender por qué muchas mujeres tienen miedo de comprar condones: existen prejuicios y creencias que nos lo impiden.


Miedos que nos detienen

Una de las principales creencias es que sólo las trabajadoras sexuales compran sus propios condones. Esto no es cierto. Además de ellas, todas las mujeres tenemos el deber de cuidarnos. Otra creencia es que la gente te va a ver como “promiscua” es decir, como alguien que tiene relaciones con muchas personas. A las más jóvenes les da pena que la gente sepa o sospeche que llevan una vida sexual activa. Hablando entre mujeres nos damos cuenta de que todas tenemos historias chistosas de cuando hemos ido a comprar condones. Una chavala nos contó de una conversación entre mujeres de su familia, cuando un día de vacaciones, empezaron a hablar del tema:

Testimonio

“Estábamos con mis tías Martha y Tere y mis primas Rita, Lucía, Juana y Estercita. La Rita, quien vive en Granada y tiene unos 24 años, nos asustó cuando quiso contarnos acerca de una vez que compró condones en el pueblo. Una de las muchachas trató de cambiar de plática, y le dijo: –Bueno, no hablemos más de eso ¿vos creés que a todas nos interesa ese asunto? La Juana la interrumpió: Pues a mí sí me suena interesante, yo con ninguno de mis maridos usé condón.-La verdad es que decirle a un hombre que use condones no es fácil, porque a muchos no les gusta -dijo mi tía Martha-Y casi siempre son ellos los que los compran o los consiguen.

La Lucía no se aguantó. Empezó a reírse, como quien se acuerdo de alguna bandidencia que hizo y nos dijo:

-¡Si supieran qué chile la primera vez que yo compré condones en la farmacia! De sólo pensar en lo que iba a pedir me temblaban las canillas... Me tenía una sudadera! Sentía que todo el mundo me estaba viendo.

En ese momento la palabra condón me parecía la peor de las vulgaridades. Pero agarré valor y le dije al señor de la farmacia: me da unos condones, por favor. Gracias a Dios me los dió, pero me pareció como que él también tenía pena, porque casi ni me vió a la cara. Yo le puse los riales en el mostrador y salí corriendo.

Todas reímos de imaginar a la pobre Lucía en la farmacia, mirando los jabones, las medicinas, haciéndose la que iba a comprar otra cosa. Jajaja...

Mi tía Tere, ni corta ni perezosa metió su cucharita, pero criticando al señor de la farmacia: - ¿Y ese señor quien se creyó? Te da los condones y ni te pregunta de cuáles querés, ni te dice cuánto valen; si fueras un hombre allí sí…-.

La tía Tere tenía razón, pero yo entendía a la Lucía: cuando una compra condones, lo que menos quiere es quedarse hablando en la farmacia.

Una se imagina que la gente piensa barbaridades ¡qué sé yo! Ya estando ahí, una quiere irse lo más rápido posible. Yo misma me he vuelto varias veces sin comprar nada.

La voz de mi tía Martha, la mayor de todas, me devolvió a la conversación cuando dijo: -…ya me imagino, a estas alturas de mi vida comprando condones; es para que empiecen a inventar cualquier cosa de mí ¡Y quien aguanta a mi marido! Yo creo que en lugar de pedir los condones en la farmacia terminaría comprando algo para los nervios-.

Aunque todas tratábamos de reírnos, más bien parecía que cada una estaba recordando sus propias vivencias.



Nos quedamos calladas. En medio del silencio, la Estercita, de 17 años, agarró valor para aclararnos las cosas:



Mire tía, aquí es como en todos lados, las personas no están acostumbradas a vernos a las mujeres comprando condones, si sos adulta “no tenés porqué”, si sos chavala tampoco porque dicen que “andás de alborotada”, si sos soltera “¿para qué los querés?” y si sos casada piensan que se las andás pegando a tu marido.

Dio en el punto. Otra vez nos soltamos a reír y Rita, contagiada por la emoción de Ester, continuó diciendo: -Comprar condones debería ser tan fácil como comprar verduras en el mercado. Además, no importa si sos soltera, casada, divorciada... Todas tenemos que andar nuestros condones, no podemos ponernos a confiar en que los hombres los anden.

Además, los condones no sólo sirven para prevenir embarazos. Nos protegen de las Infecciones de Transmisión Sexual o del mismo Sida. En todo caso, en las farmacias deberían venderlos como cualquier otro producto o medicina: normal, en confianza, no como si fuera algo malo querer protegerse.

Así se nos fue el tiempo platicando. Luego yo me fui a mi casa y pensé en lo equivocada que estaba, porque siempre me dio pena comprar mis propios condones”.

Acostumbradas a escondernos

Ese miedo a que sepan de tu vida sexual, a los “chismes” o a que vayan a mal interpretarte, se debe a que las mujeres estamos acostumbradas a ocultar nuestra vida sexual, porque lo han puesto como algo malo.

Si las mujeres tomáramos valor para comprar nosotras mismas los condones, la gente empezaría a verlo como algo normal. Además, se vería como algo positivo. Demostraríamos que somos mujeres responsables, conscientes de los riesgos y de la necesidad de protegernos.

Probá a dar el primer paso


1. Si vas sola a la farmacia y te sientes insegura, recuerdá que estás haciendo lo correcto puede darte más seguridad.


2. Si alguien trata de hacerte sentir mal, aprovechá la oportunidad para aclararle, respetuosamente, que no sólo los hombres tienen el deber de cuidarse y es más responsable una mujer que los compra, que alguien que la crítica.


3. Si empiezás a frecuentar una misma farmacia puedés ganar más confianza para preguntar sobre los precios y diferentes condones que venden.


4. Si vas con tu pareja, como parte de la negociación puedés decirle que esta vez quierés pedir los condones vos misma.


5. A veces debemos reconocer que no tenemos el valor de ir solas. Puedés pedirle a dos o tres amigas que te acompañen.

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